Hoy vamos a hablar sobre la meditación, una técnica muy en auge hoy en día, y de los grandes beneficios que aporta. Para acabar daremos una pequeña propuesta de cómo podemos comenzar a meditar, aunque no hay una sola manera de hacerlo ni una que sea mejor que las demás, simplemente explora cuál es más cómoda para ti.
Para empezar, a nivel físico la meditación reporta muchos beneficios. Meditar, por ejemplo, mejora nuestro sistema inmunológico, lo cual hace que tengamos menos propensión a contraer enfermedades. Además disminuye la presión sanguínea, siendo muy beneficiosa para aquellos que suelen tener la tensión alta. También disminuye ciertos dolores físicos relacionados con la tensión, como pueden ser las migrañas, los problemas estomacales, los musculares y de articulaciones etc. Al mismo tiempo, al contribuir a la producción de serotonina reduce el insomnio y mejora el estado de ánimo. También es muy buena para aquellos que suelen tener ataques de ansiedad o están estresados, ya que disminuye los niveles de lactato en sangre. Y al llevar al cerebro a un patrón de ondas mentales alfa, promueve la curación de las dolencias físicas que padezcamos.
A nivel mental, produce una mejora de nuestras capacidades intelectuales (atención, concentración, memoria…). Hay un estudio elaborado por la UCLA que expone que las personas que meditan a largo plazo desarrollan cerebros menos envejecidos que aquellos que no lo hacen. Los participantes del estudio que habían meditado durante 20 años tenían mayor proporción de materia gris en el cerebro. En 2011, investigadores de la Universidad de Harvard descubrieron que la meditación puede cambiar la estructura biológica del cerebro. Los participantes de este estudio estuvieron practicando la meditación durante 8 semanas. Tras el transcurso de este tiempo, se vio que se había producido en ellos un aumento del grosor del hipocampo, (área destinada al aprendizaje y la memoria) y una disminución del volumen de la amígdala (responsable del estrés, la ansiedad y el miedo). La meditación también disminuye la actividad en zonas del cerebro que hacen que nos cuestionemos a nosotros mismos, provocando como resultado mayor felicidad.
Además, se sabe que la práctica habitual de la meditación a nivel emocional produce un incremento de la inteligencia emocional y de la empatía. Y también mejora el estado de personas con depresión, alcanzando una efectividad en algunos casos comparable con el efecto de antidepresivos y ansiolíticos, tal como descubrió Madhav Goyal en una investigación.
Por último, personas que tienen una adicción pueden encontrar en la meditación una gran herramienta. Por ejemplo, la Sociedad Estadounidense de Pulmón demostró que la meditación es incluso más efectiva que programas para dejar de fumar, ayudando a desvincular el deseo del acto en sí de fumar. Además la duración de su efecto es mayor que con otros tratamientos.
Y a nivel místico, ayuda a aumentar la conciencia de unidad con el cosmos y con todo lo que nos rodea, sintiendo todo como parte de nosotros y además mejora nuestra intuición.
Una vez conocidos todos los beneficios, es hora de ponernos manos a la obra y experimentar por nosotros mismos los efectos de la meditación. Para ello, os voy a enseñar cómo medito yo habitualmente y mi experiencia con la meditación.
En mi caso yo me siento en un lugar cómodo con la espalda recta y las manos encima de las piernas. Cierro los ojos y respiro profundamente 5 o 6 veces. A continuación sigo respirando con normalidad durante 10 minutos. Aunque el efecto que tiene la meditación es que disminuye la verborrea mental, es mejor no perseguir desde el principio el vaciar nuestra mente de pensamientos, porque la misma voluntad de querer no pensar hará que pensemos más que nunca. Simplemente hagamos cuenta de que vamos a dormir. Podemos ponernos una alarma para que no se alargue demasiado la meditación. De 5 a 30 minutos una meditación ya está bien.
Yo al principio lo que hacía era centrarme un poco en los sonidos que escuchaba afuera, lo cual producía que al estar prestando atención a ellos, me sintiera más relajada y disminuyese mi «ruido» mental.
Finalmente, cuando suene la alarma, volveremos a respirar profundamente 5 o 6 veces, aún con los ojos cerrados, y porteriormente abriremos los ojos.
¿Qué nos puede pasar cuando meditamos?
Al principio, el estar quietos a ciertas personas les puede producir cierto nerviosismo. Es normal, en cualquier caso si lo necesitas respira profundamente durante más veces. La práctica de meditación durante varios días hará que poco a poco se reduzca este nerviosismo inicial. También puede pasar que un día tegas muchos más pensamientos en la cabeza de lo habitual y te cueste realizarla. No pasa nada, no siempre estamos igual, en cualquier caso no intentes luchar contra tu mente, simplemente observa tus pensamientos pasar desde fuera, como si estuvieras viendo una película de cine.
Atención plena
Otra actividad relacionada con la meditación que nos puede ayudar mucho es la atención plena (o famoso mindfulness). Consiste en centrar nuestra atención en el ahora, en el momento presente. ¿Cómo se haría esto? Por ejemplo, podemos decidir salir a caminar con atención plena, es decir, salir a la calle centrándonos en el contacto de cada parte de nuestros pies con el suelo, la brisa que toca nuestra piel, el calor del sol, el sonido de los pájaros… Se trata de atender en su plenitud el ahora. Es curioso porque la práctica de este ejercicio produce una especie de alargamiento del tiempo. Parece que cuando estamos presentes convertimos en infinitos y valiosos cada uno de los minutos. Esto ayuda tanto como la meditación convencional y nos hace más perceptivos y resolutivos.
Un ejemplo sobre esto lo podemos encontrar en algunos momentos en que estamos obcecados en resolver un problema y no paramos de darle vueltas. Y a lo mejor por delante nuestro pasa la solución pero ni la vemos, porque estamos tan centrados en nuestros pensamientos que no vemos lo que se nos planta delante. En estos casos la meditación te puede ayudar a que no se te escapen estas cosas, a que utilices el cerebro bajo tu criterio y control y no que tu cerebro te use a ti.
Llegó la hora de practicar ahora. Si tienes alguna duda no dejes de escribirnos en los comentarios. También nos gustaría saber qué vas sintiendo y si vas practicando de forma habitual qué beneficios estás comenzando a sentir.