«La verdadera comunicación existe cuando las dos partes no tienen miedo».
Leí esta frase en una pantalla en el bus, y aunque en sí es lógica me dio que pensar en distintas relaciones y amistades y me he preguntado a mí misma si justo ahí pudo haber estado el problema de comunicación, y realmente veo que sí, que en cualquier «asunto» que quedó sin hablar lo que había detrás era miedo. No hubo exactamente una comunicación, sino un andar a tientas. Supongo que por eso no alcanzamos a veces a hablar realmente «entre almas«. Porque siempre hay miedos ahí que nos llevan a ocultar muchas cosas, a disimular otras, a disfrazarlas, minimizarlas… Al final ponemos tantos filtros a lo que decimos que lo que llega ya no tiene nada que ver con nosotros ni mucho menos con lo que hubiéramos realmente deseado decir. Y es una pena, porque la vida reacciona a lo que dijiste, no a lo que quisiste o no decir por detrás de eso. Con lo que al final pierdes lo que no tendrías por qué haber perdido.